jueves, 25 de febrero de 2010

34.

DISCULPA

No me tachéis de inconsecuente porque mi corazón haya sido apresado por una voz que canta:
Hay que estar serio unas veces y otras dejarse emocionar: como la madera, de la que sale lo mismo el arco del guerrero que el laúd del cantor.

Del alfaquí cordobés Ibrahim Ben Utman, poeta del centro de Al-Ándalus (siglo XII)

EL VIENTO

No hay mayor alcahuete que el viento, pues levanta los vestidos y descubre las partes ocultas del cuerpo,
y ablanda la resistencia de las ramas, haciendo que se inclinen a besar la faz de los estanques.
Por eso los amantes lo emplean como tercero que lleva mensajes a sus amigos y enamorados.

De Ben Said Al-Magribi (1214-1274)

LOS VASOS

Eran pesados los vasos, cuando vinieron a nosotros; pero cuando estuvieron llenos de vino puro,
se aligeraron y estuvieron a punto de volar con lo que contenían, del mismo modo que los cuerpos se aligeran con los espíritus.

De Idris Ben Al-Yaman, de Ibiza (siglo XII)


EL ARCO

Me maravillo de la ingratitud del arco, porque no es leal con las palomas del boscaje.
Cuando era rama, fue su amigo, y ahora que es arco, las persigue. ¡Así son las vicisitudes de los tiempos!

De Ahmad Ben Waddah, apodado Al-Buqayra, de Murcia (muerto hacia 1135)

Los cuatro textos transcritos de la maravillosa traducción de don Emilio GARCÍA GÓMEZ, Poemas arabigoandaluces, 1940.

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