sábado, 17 de diciembre de 2011

54.

BODEGA

España, como todo país antiguo de pura cepa, es fiel al regionalismo. Hay muchísima diferencia entre Valencia y Asturias, Aragón y Extremadura; incluso la naturaleza participa de este entusiasmo local y ofrece en cada región una clase de vino. Sabed que los vinos de Castilla mueven a la valentía, mientras los de la provincia de Granada despierta una tristeza grave e iracunda, y los andaluces, en general, sentimientos amables y amistosos; los de La Rioja refrescan el espíritu, los catalanes dan ligereza a la lengua y los de Valencia llegan hasta el corazón. Sabed que el jerez que se bebe in situ no se parece al que se bebe en nuestro país; este es dulzón, y aquel tiene un amargor ligeramente ácido, y es suave como el aceite, y a la vez salvaje, pues procede de cerca del mar. El málaga es oscuro, espeso, pegajoso como una miel olorosa, donde se esconde un aguijón de fuego. Y el vinito llamado manzanilla de Sanlúcar, como su nombre indica, es un vino joven y fogoso, mundano y jovial. Bebiendo manzanilla uno navega ligero, como un velero viento en popa. Sabed que cada provincia tiene diferentes pescados y diferentes quesos, y lo mismo sucede con los chorizos y morcillas, legumbres y melones, aceitunas y uvas, dulces y otros frutos de la tierra. Por eso los antiguos y fidedignos autores dicen que es instructivo viajar, y todo viajero que busque instrucciones en tierras lejanas puede confirmar lo preciada y fundamental que es una buena tasca. Los reyes de Asturias ya no existen, sin embargo el queso ahumado asturiano permanece; los buenos tiempos de Aranjuez pasaron, pero el fresón de Aranjuez sigue disfrutando de su histórica fama. No seáis glotones ni golosos, desead que vuestra comida esté protegida por el dios del tiempo y del lugar. Me gustaría comer caviar en Rusa y bacon en Inglaterra, pero me ofrecieron caviar en Inglaterra y bacon en España. Patriotas, se prepara contra nosotros una conspiración: ni el capital internacional ni la cuarta internacional nos amenazan tanto como el hostelero internacional. Os conjuro, caballeros, a luchar contra sus maquinaciones, lanzando diferentes consignas y gritos de guerra, como por ejemplo: Chorizoo, Kalbshaxen, A la lanterne, Macaroni, Una copita de orujo, Porridge, Camembert, Pereat, Manzanilla y muchos otros según el lugar y la lucha.

Karel Ĉapek, Viaje a España, 1930 (Hiperión, Madrid, 1989, pp. 138-140) Traducido del checo por Jana Stancel y Clara Janés.

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